Video: Un palomar en un sitio ideal.

viernes, 15 de febrero de 2019

Palomeros Colombianos en tertulia .

Palomero Colombiano 
en tertulia 


Las vemos volando, las vemos en las plazas de mercado picoteando desperdicios o dando vueltas en las plazas de pueblos y ciudades. Para unos son una plaga, pero para los colombófilos, un inusual y poco conocido grupo de aficionados, las palomas son silenciosas heroínas.



"Las palomas mensajeras hay que quererlas y respetarlas", dice Ramiro Zea, quien lleva 21 años entrenando palomas. 




En el Club Cafam, al norte de Bogotá, Ramiro entrena a decenas de palomas para la competencia más importante del país: una carrera desde Riohacha hasta Bogotá en dónde participaran miles de palomas, algunas traídas desde Perú, Ecuador y Cuba.



La Asociación colombiana de colombófilos nació en 1931. Sus más de 200 miembros están regados por casi todo el país. Hasta ahora, la afición parece sólo cautivar a hombres. Sólo hay una mujer afiliada y vive en Manizales.



"Las palomas se hacen morir buscando la casa", explica Ramiro subido en el palomar.




"Yo las saco a volar hora y media", dice sobre las rutinas de entrenamiento. "Por ahí en dos meses me las llevo en un camión, por decir algo para Bucaramanga". Ellas volverán, aunque tarden días.




La capacidad de las palomas para volar largo y regresar a sus palomares ha sido aprovechada desde hace muchos siglos: En la Grecia antigua las usaban para anunciar los ganadores de los juegos olímpicos. 




También han servido en la guerra. Los Aliados las utilizaron contra Hitler y se calcula que sólo en el Reino Unido utilizó cerca de 250 mil palomas espías.




-Todos estos anillos son de 2013, el negro es el microchip, explica este hombre de fuerte acento paisa.

¿Microchip? ¿Cómo funciona eso?



- Hay unas trampas electrónicas y cuando llegan de carrera un programa de computador registra el orden de llegada… la primera, la segunda, la tercera", me cuenta. "Eso no es que la mía entró primero".




"Ésta es mi familia", dice él y me invita a entrar al palomar. "Porque mi familia la tengo en Medellín". De pronto, Ramiro empieza a silbar y decenas de palomas empiezan a volar hacia él.




En Colombia esta afición tiene mucha acogida, quienes la practican le ponen mucho corazón y también buena parte del bolsillo. Una paloma que ya haya ganado alguna competencia puede llegar a costar hasta 4 millones de pesos.

Colombia organiza con mucho entusiasmo desde hace ya varios años Derbys internacionales con buen éxito.

"El colombófilo no es el que  tiene palomas, eso lo puede hacer cualquiera", dice Ramiro. "El colombófilo es el que las cuida y las consiente".....el es el causante de sus triunfos así como de sus derrotas.

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.....entrevista a Ramiro.


Por María Alejandra Calderón.